Alimentos, plantas e
infusiones: Lo que sirve para uno no sirve para todos.
Muchas
veces nos llega una información para el padecimiento de un problema recomendando cierta planta, alimento o infusión con efectos beneficiosos para el citado problema. Es verdad que funcionará, pero solo en las personas en cuya constitución
encaje ese alimento como “anillo al dedo”. Sin embargo debido a que cada persona tiene una constitución particular, con un sistema nervioso diferente y un metabolismo y necesidades distintas, en muchas personas el
efecto será totalmente inocuo y no percibirán mejora alguna, mientras que en otras será
perjudicial empeorando el problema que ya padecían.
Por eso no todo lo que es funciona y es bueno para alguien tiene por
qué ser funcionar y ser bueno para uno mismo.
La carne y la lechuga.
Hay
personas que si comen lechuga padecen una verdadera odisea digestiva, con
gases, eructos, incluso acidez digestiva. Esto es debido a que pertenecen a la
constitución Hígado muy fuerte, ya que debido a la fortaleza de su hígado estos
sujetos secretan una gran cantidad de flujo biliar que debe ser neutralizado o
padecerán problemas, como diarreas, acidez de estómago, incluso úlceras
digestivas, sobrepeso, acumulación de flemas, etc.
Estas
personas para equilibrar su metabolismo y su energía deben ingerir carne roja,
ya que es un alimento que exige importantes digestiones y debido a ello el
exceso de secreción de jugos hepático-biliares podrán ser neutralizados,
evitando así los desequilibrios que de seguir una alimentación errónea pueden llegar
a surgir.
Por
el contrario los sujetos con una marcada debilidad hepática, son los de la
constitución Pulmón fuerte. Estas personas tienen un sistema nervioso simpático
muy activo y por tanto su antagonista el sistema nervioso vago es poco activo, por
lo que sus digestiones son su punto débil. Debido a esto producen pocos jugos
biliares, por lo que si comen carne tendrán verdaderos problemas para digerirla,
aspecto que su intuición ya les corrobora al tener poca apetencia por
la carne roja. De comerla pueden padecer fácilmente gases, heces mal formadas y
digestiones pesadas además de una debilidad corporal.
En
este caso estas personas deben ingerir frutas y verduras mayoritariamente, ya
que sus digestiones son mucho más sencillas que las de las carnes rojas.
Para
que tu alimento sea tu mejor medicina debes comprender como funciona tu
organismo y sus necesidades en particular, puesto que lo mismo que ocurre en el caso de la carne y la lechuga ocurre con todos los demás alimentos, complementos, suplementos, infusiones, etc. De este modo evitarás una
alimentación errónea y podrás servirte de ella para aumentar tu bienestar y vitalidad.