jueves, 19 de marzo de 2015

Secreto nº 3. Cuando se trabaja, dedícate al trabajo durante 40 minutos y luego detente durante 10 minutos.


Cuando nos fijamos en algo todo el tiempo, esto puede dañar los ojos y también los órganos internos y nuestra paz.




Hay algo que las personas perspicaces han observado si están acostumbradas a sacar la excelencia de sí mismas, y es que no pueden por más que lo intenten mantener un nivel de rendimiento al más alto nivel en una labor si ésta va más allá de los 40 minutos. Estos mismos resultados han obtenido en experimentos de laboratorio los científicos estudiosos del cerebro humano, ya durante el pasado siglo XX: el ojo y el cerebro humano, no pueden enfocarse a su mayor nivel durante más de cuarenta minutos en una labor. Estos 40 minutos son una especie de fusible para preservar nuestra salud.

¿Por qué esto es así? ¿Por qué este secreto Shaolín conoce esto desde hace siglos?

Los secretos Shaolín, no son nada más que axiomas de la Medicina Tradicional China y de la Manopuntura Constitucional Coreana que la acupuntura ha hecho famosos debido a sus logros en la salud humana.

La teoría de la Acupuntura Constitucional, explica que la esencia es el flujo más puro que los órganos pueden “destilar” en el cuerpo humano. Esta esencia es referida a la médula espinal y ósea, semen masculino y la sangre menstrual. Materias que para sintetizarlas o destilarlas, los órganos literalmente se estrujan energéticamente para poderlas producir, ya que son prioritarias biológicamente para la permanencia de la vida sobre el planeta. La médula es vital para los inputs nerviosos y tanto el semen como la sangre menstrual son fundamentales para generar vida.

Cuando los ojos realizan un trabajo de fijación excesivo se recalientan, pero son constantemente hidratados y nutridos gracias a la esencia de los 12 órganos que es conducida hasta ellos por medio de la sangre.

Del mismo modo que si queremos refrigerar una máquina necesitamos continuamente reponer el líquido que esta refrigeración evapora, para refrigerar los ojos ante un trabajo excesivo, los órganos se ocupan constantemente de ir reponiendo la sangre y esencia que se “evapora” como consecuencia de intentar mantener los ojos en buen estado ante el recalentamiento que un excesivo trabajo de la vista provoca. ¿Quién no ha sentido calor en sus ojos cuando realiza trabajos intelectuales ante una hoja de papel durante horas?

Cuando esta situación se convierte en rutina, los ojos terminaran por dañarse al tiempo que los órganos se ven debilitados a causa de intentar mantener constantemente el flujo de energía que la vista necesita. Por eso en ocasiones ante trabajos desmedidos de este tipo la persona puede comprobar como empeoran o aparecen síntomas como: mareos, palpitaciones cardíacas, enrojecimiento facial y ocular, nauseas, dolor de cabeza, irascibilidad, etc. Siendo todo ello indicaciones de que nuestros órganos no pueden seguir sustentando la excesiva demanda de nuestros ojos, y debilitados ya, comienzan a mostrarnos señales.




Imaginemos ahora lo que los modernos aparatos tecnológicos (tablets, PCs, Móviles, Televisores, etc.) pueden estar causando en nuestros ojos y en nuestros órganos cuando ya, no solo estamos focalizando los ojos en ellos durante horas, sino que además esa fuente emana luz y radiaciones, aspectos que en una hoja de papel no concurren.

¿Qué podemos hacer?

En primer lugar realizar pausas cada cuarenta minutos mirando a lo lejos en el cielo, beber agua, masajearnos los ojos o incluso sumergirlos y abrirlos en agua fría unos segundos o seguir las piruetas de los vencejos en el aire. Tenemos modelos de trabajo que buscan una productividad salvaje lo cual afecta indefectiblemente a nuestra salud, debemos en la medida de lo posible acercarnos al uso para el que cada una de las partes que nos componen fue ideada, y sin duda alguna los ojos no fueron creados para producir salvajemente, sino para mirar libres en lo salvaje.



Intentemos cada uno de nosotros permanecer en lo salvaje y natural, miremos a lo lejos en el horizonte y a lo alto en los cielos al menos diez minutos cada cuarenta durante los trabajos intensos con la vista. Nuestros ojos lo agradecerán, nuestros órganos no sufrirán tanto y nuestro corazón suspirará salvaje envuelto en los espirales de pájaros y nubes. ¡Salud y saber hacer!.






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